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Santiago de Chile
24 Abril 2006

David Rosenmann-Taub, el poeta que quiso desaparecer
(Fragmentos)

por Javier García

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Considerado un poeta hermético y profundo, David Rosenmann-Taub publicó su primer libro, Cortejo y Epinicio, en 1949. Luego vendrían Los Surcos Inundados (1951) yLa Enredadera del Júbilo (1952). Después un silencio que duró diez años.

Rosenmann-Taub, ahora tiene 79 años y no concibe un poema que no tenga su partitura -aparte de escribir, dibuja y toca piano-, para él la sustancia rítmica es esencial.

Desde hace seis años lo respalda la Fundación Corda creada para preservar su obra y en 2002, LOM Ediciones comienza a rescatar su obra, editando y reeditando sus poemarios. Cortejo y Epinicio, El Mensajero, El Cielo en la Fuente/La Mañana Eterna, País Más Allá, Poesiectomía y ahora la reedición de Los Despojos del Sol con el subtítulo deAnandas primera y segunda – libro, publicado por primera vez en Buenos Aires en 1976 –, y como es habitual en las reediciones de sus libros, los poemas han sufrido modificaciones.

El vate ha dicho, a través de sus e-mail respondidos mediante una representante que, de su primer libro (de cuatro volúmenes), sólo se han publicado dos. También, que hay muchos otros libros de los que ni siquiera se ha editado el primer volumen.

Su eterno amigo, Armando Uribe, año tras año asegura que es Rosenmann-Taub, quien debe recibir el Premio Nacional de Literatura. A pesar de no verse hace más 20 años, Uribe persiste en que su par debe recibir el premio que se entrega en septiembre. “Es un poeta mayor, el más notable que sigue vivo y su obra es de importancia para la lengua castellana. No es una poesía fácil, pero conmueve para quien tiene la oportunidad de leerla”, afirma el Premio Nacional 2004.

Para Erwin Díaz, autor de la antología Poesía chilena de hoy, de Parra a nuestros días, la obra de Rosenmann-Taub no es hermética: “son nombres que le ponen los críticos para etiquetarla. Lo mismo se dice de la poesía de Humberto Díaz Casanueva, por no ser una poesía de comprensión inmediata. Lo que sí, son poemas de mayor información, de orden filosófico. Igual pasa con la obra de Rosamel del Valle, Juan Luis Martínez, Carlos de Rokha y el mismo Enrique Lihn”.