Mi cuello: el viento.
Mi pecho: el mar.
Los eriales: mi acento.
La luz: mi barragán.
Estas palabras: mi contento.
La cordillera: mi aguardar.
Un nicho alienta como aliento
cuando me da por recordar.
Aquel rumor anhela: crece.
Aquel guijarro: de mi ceño.
Pinares o mi espalda.
A ras de amor, todo se me parece.
Con algazara,
libre,
me recibe
la oquedad en su falda.